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FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

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ARTOLA ARBIZA, Antonio Maria. Ezkioga. En el 80° aniversario de la Pastoral de Mons. Mateo Múgica Urrestarazu sobre Ezkioga (07/09/ 1933), Lima, Fondo Editorial Revista Oiga (978-61-2465-76-03). 2DA. EDICIÓN

jueves, 28 de junio de 2007

Prologuito de ordenanza

Aquí tienes, lector, sin más preludios

esta de Tradiciones serie cuarta,

hija de mis históricos estudios.

Fama a las tradiciones le debo harta,

y yo mismo tildárame de ingrato

si tras la actual no hilvano nueva sarta.

Es verdad que el trajín del literato,

en esta capital del perulero,

a nadie le produce para el plato;

pero, en conciencia, confesarte quiero

que da a veces renombre, y es fortuna

la de no ser un literario cero.

Hijo soy de mis obras. Pobre cuna

el año treinta y tres meció mi infancia;

pero así no la cambio por ninguna.

Y cífranse mi orgullo y mi arrogancia

en que, aun mis enemigos más procaces,

a mi nombre dan ya significando.

No faltarán los zoilos lenguaraces

que exclamen: -¡Vaya un rasgo de inmodestia!

¡Vaya un Narciso de variadas faces!

Mas plántenme una albarda como a bestia

si, casi siempre, no es hipocresía

eso que llaman por ahí modestia.

Yo sé, pues me lo dicen a porfía

órganos cien, que el género en que escribo

en América diome nombradía.

Sé que, como da frutos el olivo,

ya hay de tradicionistas epidemia,

que cultivan la vid que yo cultivo;

y pláceme saber que la Academia

no encuentra en mis sencillas narraciones

contra la lengua estúpida blasfemia.

Alguien, tal vez, leyendo estos renglones

de volteriana vanidad me acusa;

mas baste una, entre múltiples razones

que pudiera alegar, de buena excusa

a los tercetos rancios e infelices

que acaba de zurcir mi pobre musa.

Aquí, lector, sospecho que te dices:

-A este lo ha vapuleado un monicaco

que no ve más allá de sus narices.

Pues, lector, acertaste. Cierto taco

que la O conoce, por redonda, apenas,

una coz me arrimó, torpe y bellaco.

Insultos prodigome por docenas,

y añadió que mis sandias producciones

ni paro tacos de fusil son buenas;

que calumniando a heroicos señorones

y haciendo de la historia pepitoria

con pérfidas, brutales intenciones,

parece que a fundar fuera mi gloria

en manchar de tan nobles caballeros

con vil borrón la limpia ejecutoria.

La crítica ¡pardiez! tiene sus fueros:

es ella sacrosanto sacerdocio

que no es dado ejercer a majaderos.

La crítica sesuda no es negocio

para quien, sin quemarse las pestañas

estudiando, vivió siempre en el ocio.

—178→

El crítico leal no usa artimañas

ni injurias, y va al fondo del asunto

deteniéndose poco en musarañas.

Mas poner quiero a mi defensa punto

que a gastar mucha tinta en ese duelo

prefiero que me tengan por difunto.

Yo agradezco, testigo me es el cielo,

la crítica benévola y sensata

que pone en ilustrarme su desvelo;

y aun río con la charla mentecata

del seudo-literario-pandillaje

si, envidioso o maligno, me maltrata.

Del león soportamos el ultraje;

mas si un reptil nos muerde traicionero

se subleva en el ánima el coraje.

No es vanidad pueril ni orgullo fiero,

sí dignidad lo que en mi pluma salta...

Perdóname, lector, pues fui sincero,

y Dios nos dé... lo que nos tenga falta.

Ricardo Palma

Lima, julio de 1877

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