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FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

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ARTOLA ARBIZA, Antonio Maria. Ezkioga. En el 80° aniversario de la Pastoral de Mons. Mateo Múgica Urrestarazu sobre Ezkioga (07/09/ 1933), Lima, Fondo Editorial Revista Oiga (978-61-2465-76-03). 2DA. EDICIÓN

domingo, 2 de octubre de 2011

MANUEL RICARDO PALMA SORIANO IN MEMORIAM

CARTA 39

Años más tarde El Imparcial de Lima volvió a insistir sobre la coronación de Palma. Este respondió: “Mujer, no me quieras tanto o quiéreme con talento”. Bretón de los Herreros.

Por Dios, señores de El Imparcial ¿Qué daño he inferido a ustedes para que con su idea inconveniente de coronación me expon­gan a cosechar desazones y sobre todo ridículo? ¡Bonita está la Mag­dalena para tafetanes! Buenos están los tiempos para coronaciones de parroquia.

Yo blasono de no ser modesto, pues en uno de mis libros he estampado que la modestia es el tartufismo de la vanidad. Pero mi inmodestia no llega hasta el punto de agradecer a ustedes que hayan puesto mi nombre en la picota con su apasionada iniciativa. El afecto que me dispensan los ha extraviado.

Yo combatí la coronación de mi queridísimo amigo y compañe­ro Luis Cisneros, iniciada por José Santos Chocano y Juan Francis­co Pazos, porque no deseaba para tan meritorio e ilustre poeta una coronación de campanario sino nacional, esto es iniciada por todas o la mayoría de las municipalidades de la república. Así fueron en España las coronaciones de Quintana y de Zorrilla. Eso sí revestía seriedad.

¿Y yo que me opuse a la de mi inolvidable Luis habría de con­tradecirme ahora porque se trataba de mí ya valetudinaria persona? No mojen, que no hay quien planche, amigos míos.

¡Buenos estan los tiempos de pobreza franciscana que vivimos y de barullópolis política en la que apenas si hombre con hombre pa­ra que las municipalidades perdieran tiempo en cosas frívolamente halagadoras de la vanidad individual!

No, amigos míos. Déjense ustedes de candideces como gráfica­mente dicen los criollos de mi tierra. Risible es, que en país to­davía de analfabetos, nos pirremos por imitar a naciones más cultas y avanzadas.

Como mi tirano, doctor Velásquez, no me consiente emborro­nar papel, dejé pasar sin varapalo aquello de los juegos florales que tanto tuvieron de florales como yo de fraile camandulense. Bonitas frases encontró en su fantasía Morales de la Torre, el man­enedor, pero que nos venían tan a pelo en Lima como una bombar­da en un altar mayor. Mi compañero don Eugenio1 que es gallo con espolones recios, apenas si batió el ala sin revelar más que con­descendencia y no fervor por los tales jueguitos. Menos malo, mes siquiera sirvieron de pretexto para enaltecer y alentar a un notabilísimo poeta como el joven José Gálvez en quien admiro y aplaudo altísimas dotes literarias.

Uno de los inteligentes y simpáticos jóvenes de El Imparcial me pidió una copia fotográfica de mi estampa. Creyendo que se trata­ba solo de reproducirla con las de los otros dos caballeros desig­nados para el comité que ha de encargarse de honrar los restos del sabio Barranca, lo autoricé para que pidiera una tarjeta a mis hijas, lo que ciertamente no habría autorizado a sospechar que aparecería encabezando el editorial coronativo.

Yo soy viejo que ama mucho a la juventud intelectual, que se siente complacido y hasta orgulloso con las reiteradas manifestacio­nes de cordial afecto que esta le prodiga. Pero les ruego que, más que con el corazón me quieran con la cabeza.

Mi amigo el general La Puerta, hablando de su retraimiento, decía: “quiero ver cuántos años vive un general bien cuidado”. A mi vez yo digo: quiero ver sobre los 26 años que llevo en el sillón de bibliotecario, cuántos meses o años más consigo vivir sin contrariedades, pues la serían y grandes para mí el que ustedes persistieran en su inconveniente propósito. Lo estimo en mucho pero no lo acepto. Muy de ustedes atento servidor.

RICARDO PALMA




1 Don Eugenio Larrabure y Unanue.

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