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FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

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ARTOLA ARBIZA, Antonio Maria. Ezkioga. En el 80° aniversario de la Pastoral de Mons. Mateo Múgica Urrestarazu sobre Ezkioga (07/09/ 1933), Lima, Fondo Editorial Revista Oiga (978-61-2465-76-03). 2DA. EDICIÓN

domingo, 2 de octubre de 2011

MANUEL RICARDO PALMA SORIANO IN MEMORIAM

CARTA 6

Abril 9 de 1881

CRÓNICA

ELECCIONES EN CHILE. Seis son las candidaturas exhibidas. Las de Domingo Santa María y Miguel Luis Amunátegui, son apoya­das por una fracción del partido conservador y una mayoría de los liberales. Se trata de que Amunátegui se retire del palenque y ceda sus elementos a Santa María. Si esta fusión se realiza, tiene ese ban­do gran probabilidad de triunfo. Vergara y Altamirano son los can­didatos del partido radical y de los belicosos que desean el aniquila­miento del Perú. Vergara cuenta con su apoyo con la influencia per­sonal de Pinto, muy su amigo, y parece que Altamirano piensa ya en cederle el campo. Dañoso nos sería, en mi concepto, el triunfo de la candidatura Vergara. Este es también el candidato del ejército; aunque, a última hora, se ha tratado de hacer surgir la candidatura Baquedano, cuyo éxito pienso que nos convendría: ¿por qué? Porque no es hombre capaz de inventar la pólvora, porque a su sombra gobernarán muchos y habrá anarquía en el gabinete, porque Chile se militarizará, y porque Baquedano, en fin, no es respetado por la ma­yoría del ejército. Tuve, hace poco ocasión de oír contar a un jefe de alta graduación, que en la batalla de Miraflores hizo Baquedano tristísimo papel. En cuanto a la candidatura de don Francisco Echau­rren, entiendo que morirá en su cuna.

Los chilenos no nos permiten recibir en Lima periódicos argen­tinos ni de su patria; así es que no puedo apreciar el espíritu de la prensa. No obstante, saco en limpio que Santa María y Vergara son los candidatos más prestigiosos. El mismo Baquedano ha pedido a sus partidarios que le den de plazo hasta el 29 de marzo, para com­pulsar sus elementos, y decidirse a aceptar o no la exhibición de su candidatura. Por el próximo vapor sabremos lo que haya resuelto; aunque, para mí esa vacilación en aceptar significa que él cree segu­ra su derrota. Sentiré que no se exhiba; pues a más moros más ga­nancia, y sentiré doblemente que si se exhibe sea vencido.

REPUBLICA ARGENTINA. El telón está ya corrido. Nada te­nemos que esperar de Buenos Aires. Roca ha ordenado el retiro de la legación argentina en Lima, y ya Uriburu está empezando a liar la maleta. Más claro... ni chocolate de hermitaño.

DESLEALTAD CHILENA. El Mercurio de Valparaíso trae ca­da día dos o tres columnas de cartas tomadas en la secretaría parti­cular de usted. Algunas ha reproducido aquí La Actualidad; con esa alevosía conseguirán los chilenos, sino convertir en enemigos de nues­tra causa a algunos hombres, por lo menos, resfriar su entusiasmo. Veo, amigo mío, que usted tenía que hacerlo todo y que, ni para insignificantes detalles, tuvo cerca de sí gente que lo ayudara y sir­viera con interés patriótico, afecto personal y mediano buen sentido. Cuando la malhadada revolución de los Gutiérrez, antes que a sal­varme yo, atendí a poner en salvo diez paquetes que contenían la co­rrespondencia grave del coronel Balta dejando en el archivo sólo las cartas de rutina. Si tal arma hubiera caído en poder don Manuel Par­do, sólo Dios sabe hasta dónde la habría utilizado. Lo que digo de la correspondencia privada de usted lo repito sobre la particular y oficial de la secretaría de relaciones. Ya habría usted leído publica­das notas y cartas de Gómez Sánchez sobre subvencionar periódicos argentinos, etc... pero de lo que no tiene usted noticia es de una car­ta dirigida a Calderón por Domingo Vivero, secretario de nuestra le­gación en Quito, en la cual desarrollaba este no sé qué planes para derrocar a Veintemilla, en cuya intimidad vivía Vivero. Esa carta y unas notas (cuyo tenor ignoro) de Juan Luna fueron encontradas por los chilenos en la carpeta de Calderón y llevadas por Godoy a Quito. Viene de ahí el que Veintemilla esté furioso contra usted y que se haya comprometido con los chilenos para lanzarse sobre Tumbes y Piu­ra, tan luego como ellos le indiquen es llegado el momento. En el Ecuador se habla sin embozo de este asunto. Culpa es, pues, de quien estuvo al frente de nuestra cancillería, haber dejado al alcance de los enemigos armas más poderosas que los cañones. Oigo hablar, sin que yo garantice la realidad de cartas y oficios del señor Lama sobre las repúblicas de Centro América, y díconme que son documen­tos gravísimos cuya publicación nos traerá la odiosidad de esos go­biernos y de sus pueblos. Se trata en esos papeles del cohecho de hombres públicos, etc. comunicaciones de igual carácter han encon­trado los chilenos con referencia a Panamá. Estos fatalísimos descui­dos de don Pedro José Calderón nos crearán graves dificultades en el porvenir.

A PROPOSITO DE RELACIONES EXTERIORES

Hace ocho o diez días que encontraron muerto, sentado en un sillón, en su cuarto, calle del Milagro, a don Ricardo Tirado, jefe de la sección diplomática y consular. Las conjeturas populares son va­riadísimas. Hablan unos de suicidio y otros de envenenamiento chi­leno.

MAS SOBRE LA ARGENTINA. El diario bonaerense La Tribu­na Nacional, publicación semioficial, trae, en su número del 27 de febrero, un editorial en que se habla de la conveniencia de que los ejércitos chileno y argentino procedan de acuerdo para atacar a los araucanos y a los indios de las pampas. La idea no puede ser, en mi opinión, sugerida por Roca quien, como usted sabe, hizo varias expediciones contra los indios. ¿Querrá con esto distraer a los pocos belicosos que hay en la Argentina? ¿Será; para ellos lo mismo batirse con los salvajes que batirse con los chilenos? A pesar de esto, hay en Lima algunos optimistas que creen en guerra entre argentinos y chilenos, y que hasta en el retiro de Uriburu encuentran síntomas de ruptura. Esos optimistas añaden que junto con el almirante Brown vendrán nuestras dos cañoneras.

BOLIVIA. Con referencia a cartas de La Paz, se asegura que el 20 de marzo estalló en Potosí la revolución a favor de D. Aniceto Arce, el aliado de Chile, el García Calderón de Bolivia.

CONFERENCIA CHILENO-PERUANA. En mi anterior, y en tono chancero, anuncié a usted que entre algunos politicones de Chi­le germinaba la idea de una confederación de cuatro repúblicas. Pues, señor, hoy no río. El pensamiento toma consistencia, y el gobierno de Santiago lo discute con seriedad. Para principiar, parece que em­pezarán por la ocupación definitiva de Lima, invistiendo con carácter de intendente a Echaurren o a Isidro Errázuris, enviando un personal de empleados y hasta miembros del poder judicial. En el Itata, que es esperado para mañana, diz que recibieron ese pastel.

GOBIERNO DE LA MAGDALENA. En agonías y buscando la actitud menos ridícula de caer. Hoy está Lima empedrada de pe­cadores arrepentidos de haber firmado actas, arrepentimiento a que ha contribuido en algo un enérgico decretito de don Pedro Alejandri­no del Solar, declarando traidores a la patria y comprendidos en el art. 8º del estatuto a los calderonianos que aparecieron por el sur. Han sido los chilenos los que en La Actualidad han dado a conocer el decreto, que ojalá tenga Solar energía para que no quede sólo es­crito en el papel. Dicen los arrepentidos que los chilenos se han bur­lado infamemente de ellos; pues les ofrecieron retirar sus tropas a cantones, darles el palacio y la aduana del Callao, y permitirles for­mar una división de ejército con los prisioneros de la isla de San Lo­renzo y los que existen en Chile, división con la que se prometían marchar sobre Jauja.

Pero después que la perfidia chilena los vio comprometidos en la farsa, los ha dejado con los crespos hechos y sin bailar; porque les exige para reconocer a García Calderón como gobierno: 1º Actas de adherencia, siquiera de un tercio de la república. 2º Reconoci­miento del cuerpo diplomático y de la corte suprema. Entretanto han impuesto ya el pago de otro millón por marzo, y García Calderón (que no puede ni reunir otros 200,000 soles a cuenta del primer mi­llón) no sabe cómo salir del atolladero en que por su gusto se me­tió, anarquizando el país, con gran contentamiento del enemigo. En pascua se cumple el plazo para la entrega del resto del millón, sos­pecho que malísima pascua va a tener don Francisco. Con el decre­to de Solar que lo ha hecho presumir que a la fecha del coronel Lu­na, prefecto del Cuzco, andará a salto de mata; con el regreso de Jesús Elías, prefecto para Tea, y con la negativa respuesta que de Mon­tero ha traído Carlos Elías, está el hombre (y con él su circulito) cariacontecido. Para Ayacucho ha enviado de prefecto a Federico He­rrera, quien no creo sea más afortunado que Carlos Ferreyros en Chiclayo. En cuanto a Nicanor Gonzales (y contra mis presunciones), parece que regresará mañana desairado por sus comprovincianos de Ancash. Desengaños de tal magnitud harían saltar el pandero a cual­quiera; pero don Francisco dice que quiere apurar el último, y el úl­timo es convencerse de si podrá o no reunir congreso para mayo. Con tal motivo, el día 7 tuvo en su casa su conciliábulo del cual resultó que hay en Lima 25 senadores y 27 diputados (argolla pura). En cuan­to al senado, no halló motivo de alarma, pues teniendo quorum con 31 senadores, fácil será completarlo con Goiburu, tres o cuatro más que vengan del norte y sur, y en último caso resucitando dos o tres difuntos, aunque se diga de ellos como del cadáver de Lázaro jam fetet. Pero tratándose de la cámara de diputados, ya la cosa tiene muelas y colmillos de elefante. El quorum o dos tercios de diputa­dos está representado por la respetabilísima cifra de 72, y es claro que ni usted en el centro, ni Solar en el sur, ni Montero en el norte dejarán pasar hasta Lima un solo huanaco civilista, amén de que creo serán poquísimos los que tengan deseo de concurrir por miedo a las acechanzas chilenas y teniendo en cuenta la ninguna indepen­dencia de que disfrutarían. La circular de García y García al cuerpo diplomático ha sido otra de las grandes contrariedades de Calderón. El Orden y toda la falanje argollera están trinando contra Aurelio. En una palabra, el castillejo de naipes calderonianos se derrumba, y se derrumba por obra exclusiva de los chilenos. Ellos lograron su propósito, que fue exhibirnos ante el mundo entero como un pueblo indigno, anarquizado y estúpido.

DAZA Y PRADO. No sólo los periódicos de Chile, sino aun car­tas recibidas en Lima, cuentan que don Hilarión concurrió en París a un banquete que tuvieron los chilenos allí residentes, y que festejó en un brindis nuestros contrastes: ¡Vaya un canalla! Don Mariano Ig­nacio llegó a Panamá el 21 de marzo y se dirigió a Guayaquil en busca de su familia, que desde hace un mes lo esperaba allí. En Lima hay candorosos que recelan traiga Prado algún embuchado, de acuerdo con los enemigos, y que Malinokski, Zejers y otros apuntes hayan servido de agentes.

CONCLUSION. Suspendo mis crónicas hasta dentro de 10 días. En la que, abierta, incluyo para Neto encontrará usted la noticia del asesinato del Cabo Cruzate y otras pequeñeces.

Lima, febrero 8/81.


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