CARTA 23
Lima, julio 5 de 1882.
(Al mismo):
Nada que yo no hubiera anunciado a usted en mis anteriores me revelan las dos cartas del último vapor. Para mí es artículo de fe que el Canal está condenado a muerte próxima por la desentendencia que con él tiene nuestro amigo. Ese es el carácter del hombre, indolente y olvidadizo. Ojalá me equivoque y a la fecha en que reciba usted esta mía se haya él acordado de que está usted en Panamá rodeado de compromisos con el diario y escríbole cuatro líneas con una resolución definitiva. Si no encuentra recursos o no quiere sostener el diario que lo diga con franqueza. Por lo menos le ahorrará a usted incertidumbres y sacrificios y los amigos sabremos a qué atenernos.
Ciertamente que será de lamentar la desaparición del Canal. Pero ¿qué hacer? No es usted sino el amigo quien mata al periódico; pues las cartas de usted me hacen presumir que para el 15 de julio estará ya el Canal difunto. Sin embargo y por si acaso, va correspondencia.
Preciosa es su María y tiene usted en ella una perla. Lo supongo a usted chocho como estoy yo con mi Angélica. Veo que las Cristinas saben dar buenos retoños.
Tampoco Carlos ni nadie ha recibido por este vapor carta de don Nicolás. Sus cartas de este vapor las esperábamos con gran ansia, porque ellas tenían que traernos luz sobre ciertos enigmas. Continuamos, pues, a oscuras. ¿Por qué no habrá éxito? Según su carta del otro vapor había grandes esperanzas en favor del país y trabajos de cierta importancia emprendidos ya. Caritativamente disculpándolo pienso que sólo algún viaje repentino en obsequio de la patria ha podido impedirle esta vez el darnos noticias de su persona y asuntos públicos.
Al ver al Canal en peligro de muerte próxima me permito decirle que hizo usted una chambonada en no vender al agente de Marrou el consabido elefante blanco. Ni Dios ni el diablo disculpan la chambonada. Algún día charlaremos largo sobre esto. Ni Juan Martín ni Carlos son hombres prácticos y lo alarmaron a usted con observaciones pueriles. A ver ahora si con teorías dan vida al periódico.
Supongo que San Juan y Neto, cesando el Canal, tendrán que permanecer en Panamá por tres o cuatro meses lo menos; pues sería imprudente en Neto sobre todo que viniesen en el acto a meterse en la boca del lobo.
Dígale a Neto que en el diario oficial del 3 de julio encontrará un soneto dedicado a Marcial Martínez, ministro de Chile en EE.UU. El soneto está firmado Nazareno, es decir Simón Camacho. Esos versos debe copiarlos el Canal con los comentarios del caso. Que Camacho, antiguo empleado del Perú, esté ante el mundo partiendo de un confite con el ministro chileno, francamente que es cosa que escandaliza.
Cáceres y Secada seguían hasta el 22 ocupando Ayacucho y Huancavelica. Son pues bolas las que han circulado aquí ayer de que el 26 a inmediaciones de Huancayo había Secada batido una división chilena.
No sé cómo he podido hoy escribir pues mi cabeza es un volcán y no tengo calma para nada, abrumado de contrariedades y molestias.
A los pies de la tocaya. Muy suyo.
H. (HIRAM)
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