CARTA 43
Miraflores, 25 de junio de 1913
Señor doctor Joaquín Capelo,
Presidente del Centro Demócrata.
Mi viejo y querido amigo:
Sírvase expresar al comité directivo del partido Demócrata, la íntima tristeza que embarga mi espíritu por la muerte del genial estadista y amigo, personal y político mío, durante casi cincuenta años1. Muy pocos de los que hace medio siglo admiramos los albores de la genialidad de don Nicolás de Piérola, quedamos en pie. La ausencia eterna de quien fue la cumbre de una generación nos acongoja hondamente a los que, en el llano, contemplamos su excelsitud.
Hubiera querido ir a Lima para recibir el abrazo de despedida del noble camarada y viejo amigo, y decirle –Adios, ¡no! Hasta pronto;– pero el quebranto de mi salud me priva de fuerzas para llevar el cuerpo adonde el afecto del espíritu quisiera conducirlo. La imposibilidad física me ha obligado a acompañar con el alma enternecida el doloroso final de una vida tan egregia. En la penumbra de mis añoranzas melancólicas, he contemplado desde la ventana de mi retiro la puesta del sol.
Quiera usted expresar, amigo mío, a la venerable viuda, a don Carlos de Piérola y a los hijos del gran hombre que acaba de entrar en la vida de la apoteosis y de la inmortalidad, mis íntimos sentimientos de dolor, y rogarles que acepten la excusa de mi ancianidad achacosa.
Siempre muy de usted.
RICARDO PALMA
1 Carta escrita a la muerte de Piérola, ocurrida en Lima el 13 de junio 1913. La publicó La Prensa en Lima, el 27 de junio de 1913. (N. E.).
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